RAHAMIM (רַחֲמִים )

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RAHAMIM (רַחֲמִים )

Querido lector, he decidido escribir estas líneas, a raíz de los acontecimientos que todos estamos contemplando a través de los medios de comunicación, en Israel y Gaza.

Cuesta ponerse a escribir sobre ello. Todos hemos visto imágenes dantescas, que nos hacen meditar, en lo que el ser humano es capaz de hacer, cuando es movido por el odio, la ira y la venganza.

Pero más allá de discutir sobre el conflicto en sí, te quiero preguntar:

¿crees que ciertas imágenes y videos que se han mostrado a través de los medios de comunicación y redes sociales, han afectado en tu estado de ánimo? ¿Hay imágenes o videos, que han buscado más el morbo, que la información? ¿Has sentido que un porcentaje alto de las noticias, lanzan un mensaje que busca la división y el posicionamiento parcial?

Está estudiado por los medios de comunicación, que en el caso de que un telediario quiera dar sólo buenas noticias, perderá la mayor parte de su audiencia. Esto se debe a un fenómeno psicológico conocido como “sesgo de negatividad” que implica que las personas, tienden a dar más peso a la información negativa, que a la positiva. Nuestro cerebro, se ha desarrollado con una predisposición para detectar amenazas y peligros, lo que lo lleva a crear una mayor atención hacia las noticias negativas, como una forma de evaluación de riesgos.

Es por ello, que se busca el morbo en todo lo que se nos muestra a través de las pantallas, porque crea una mayor respuesta emocional en el telespectador, lo que provoca que se incremente la audiencia.

Una persona con un pequeño atisbo de cordura, no debería compartir ni en las redes sociales, ni por grupos de WhatsApp, todas estas imágenes dantescas. Se debería evitar participar en estos circos siniestros.

Se debe ser muy precavido a la hora de emitir juicios de valor, pues se juega con la inocencia de la gente, para hacerle caer en trampas y creer en mentiras, para que se tomen malas decisiones. Las fake news están incluso en medios oficiales, y no digamos en las redes sociales. Hay que tener un cuidado especial con los medios que tratan de posicionarnos de un lado, porque la cruda realidad, es que nadie es poseedor de la verdad.

Un buen elemento de ayuda, a la hora de tomar decisiones, es que cuando recibimos noticias, nos tenemos que preguntar si las ideas que nos quieren meter en la cabeza, vienen desde el odio y la división, o desde el amor fraternal. Esa respuesta, que está en el interior de cada uno de nosotros, nos ayudará a no cometer tantos errores a la hora de posicionarnos en la toma de decisiones.

Querido lector, llegados a este punto, y en mi afán de dar luz, aunque sea tenue, a este episodio oscuro que nos ha tocado vivir, abordaré desde una perspectiva simbólica, lo que está sucediendo. Y lo haré con una figura geométrica. La más simple de todas. El triángulo. Porque la belleza, se encuentra en lo más simple.

El triángulo, alberga profundas enseñanzas y largas meditaciones. Una de ellas, por ejemplo, es la de pensar que en toda base de triángulo hay dos vértices y éstos, están separados en lugares opuestos.

Son esa dualidad, infranqueable, como un río profundo. De un lado están unos, del otro lado están los otros, y no hay posibilidad de reconciliación. “O estás conmigo, o estás contra mí”.

Hay quienes se quedan toda la vida en la base del triángulo, posicionándose siempre en un lado o del otro, y tratando al contrario como distinto, incluso como enemigo. Un gran ejemplo, lo vemos en la política, o en algunos deportes.

Pero por suerte, también hay quienes no se conforman con esta manera limitada de pensar. Y comienzan el camino espiritual de ascensión, desde la base del triángulo, hasta que llegan al vértice alto, el que unifica todo lo que está disperso. Desde ahí arriba, pueden ver con otra perspectiva, para darse cuenta de que todos somos uno. Sólo nos separan nuestros egos, creencias y miedos.

Desde el vértice alto del triángulo, es el momento de gritar a los cuatro vientos, que ha llegado la hora del RAHAMIM (רַחֲמִים ), que en árabe es RAHIMÁ (رحمة ). La misericordia, por unos y por los otros.

Pero desde los dos bandos en conflicto, ambos repiten la misma frase lapidaria: -“Han perdido el derecho a la misericordia”. ¡Como si la misericordia fuera un derecho!

No deja de ser curioso, que, en el idioma hebreo, la raíz de la palabra “misericordia”, RAHAMIM (רַחֲמִים ), sea REHEM (רֶחֶם ) que significa “ÚTERO”, que, además, en árabe, se dice RAHIM (رَحِم ).

La misericordia no es un derecho. La misericordia se da. Sin miramientos. Como nuestra madre nos da su amor incondicional y gratuito, para que podamos venir a este mundo desde sus entrañas, desde el útero materno.

La misericordia es tan importante, porque sin ella, no hay perdón. Y sin perdón, no hay reconciliación.

Hasta en la raíz de sus lenguas, y en su fonética, hay algo que los une y que nos da a entender que todos somos uno, pero seguimos empecinados en mostrar al mundo las diferencias, esas que creamos después de nacer.

Y no veremos a ningún medio de comunicación tratar de darnos esa perspectiva de unión, misericordia y perdón. Continuarán dividiendo para posicionarnos, con fake news, o lo que haga falta, porque saben que, desde las emociones viscerales, se incrementa la audiencia.

Finalizo diciendo que, durante la Primera Guerra Mundial, un importante senador americano por California, llamado Hiram Johnson dijo la gran frase: – “La primera víctima, cuando llega la guerra, es la verdad”.

Por cierto, Hiram Johnson, era Masón. (Logia Sacramento Nº40, al Oriente de California).

He dicho
Jonás

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