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Hay personas a las que, si un gato negro se les aparece en el camino, rápidamente cambian de
ruta para no cruzarse con él; si se dan de bruces con una escalera abierta en medio de la calle
con espacio suficiente para pasar por debajo dan un rodeo para evitarla; si se derrama la sal en
la mesa de inmediato cogen un pellizco, que termina en el suelo a su espalda arrojado sobre el
hombro derecho… Como éstas hay otras miles de supersticiones más que muchas personas
conocen y que algunas, incluso, se creen.
Cabe pensar que, si esto sucede en nuestra sociedad moderna y científica, ¿qué no sucedería en
el antiguo Egipto? La escasez de documentos dificulta saberlo. Pero tanto en el antiguo Egipto,
como ahora, las supersticiones pertenecían sobre todo al mundo de la transmisión oral, por lo
que no son muchos los fragmentos escritos o físicos que nos han quedado. Magia, superstición,
simbolismo… un mundo de curiosidades que todavía se puede contemplar: pinturas y esculturas
de dioses y faraones egipcios que siempre suelen mostrar el pie izquierdo al frente, mientras
que aquellos que representan a personas comunes en situaciones cotidianas muestran el pie
derecho.
¿Es una coincidencia?. No. El paso del pie izquierdo fue considerado por los egipcios como un
símbolo del “primer paso” hacia una nueva vida. Por eso era por lo que el Faraón daba su primer
paso con el pie izquierdo. Esta es también la razón por la cual las escaleras se hicieron con
escalones impares para que se pueda comenzar y terminar la subida con el pie izquierdo. Esta
tradición fue heredada más tarde por los griegos, como también se puede apreciar en su arte. Y
así ha ido llegando hasta nuestros días. ¿Y por qué con el izquierdo y no con el derecho?. Pues
porque los egipcios creían que el lado izquierdo era el lado espiritual, mientras que el lado
derecho era el lado material. Por esta razón, las cosas consideradas sagradas, se manifestaron
con el pie y la mano izquierdos.
Más tarde, la costumbre de Iniciar la marcha también fue incorporada por los viejos ejércitos,
que dan, todavía hoy, el primer paso de sus marchas con el pie izquierdo como un símbolo de
suerte para la batalla. El paso militar, a excepción del diagonal o lateral a la derecha, se rompe
siempre con el pie izquierdo. Varias son las opiniones respecto al compás del paso. Unos
atribuyen su admisión en los ejércitos prusianos desde el empo de Federico II. Otros, entre ellos
el marqués de Chambray, aseguran que se introdujo en el ejército francés sobre el año 1850.
Sean los prusianos, sean los franceses, regularizaron las maniobras de la infantería, haciendo que
con la igualdad en la marcha adquiriesen aquellas más viveza y exactud; pero se cree también
que el verdadero creador de la cadencia del paso fue el capitán español Gonzalo de Ayora a
principios del siglo XVI. Y así con el empo, la costumbre se conviró en la regla que ha ido
paulanamente perdiendo su simbología, aunque no del todo pues hoy día dentro de otras
Ordenes y organizaciones muchos reconocerán el término “iniciar la marcha con el pie
izquierdo“.
En definiva. Para comprender por qué tantas personas a lo largo del empo han adoptado esta
costumbre, es fundamental explorar sus raíces. La tradición de hacerlo con el pie izquierdo se
remonta a la angüedad, donde se creía que esta prácca tenía un profundo significado
espiritual y protector. Era como una especie de amuleto que servía para protegerse de las
energías negavas y como símbolo de buena suerte. La idea general es que el pie izquierdo es el
más cercano al corazón, y al iniciar así la marcha se asegura una conexión directa con el alma