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LA PRUDENCIA
La prudencia proviene del verbo “provideo”, que significa ver de lejos o prever. La prudencia es una virtud fundamental. Cuando le decimos a alguien que sea prudente lo estamos invitando a evitar acciones sin pensar, a evitar riesgos y a manejarse de manera conservadora para no equivocarse.
La persona prudente, no participa en críticas, observa antes de actuar, no cuenta un secreto, antes de dar un consejo habla con la persona para ver si lo acepta, permite a los demás expresarse y los escucha con atención, no comparte información de otro sin pedir permiso. Las personas que practican la prudencia no temen los silencios. No necesitan rellenar la conversación con un monólogo superfluo para que los demás estén pendientes de él. Son personas que saben escuchar y respetan los turnos de palabra, algo que es muy importante si queremos que los demás disfruten del tiempo que comparten con nosotros. No solo se trata de hablar, escuchar es sumamente importante y a todos nos gusta que nos escuchen. No hables por hablar y menos para interrumpir al otro. Escucha, después ya formularás la siguiente pregunta; no le tengas miedo al silencio, será una buena oportunidad para que le cedas el peso de la conversación al otro.
Por otro lado, una persona prudente es reflexiva: sabe cuándo tiene que decir las cosas, en qué contexto y en qué momento. Además, piensan en las consecuencias que pueden tener sus palabras.
La prudencia es una virtud práctica: es un juicio, pero ordenado a una acción concreta. La prudencia nos ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y conductas, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia.
La falta de prudencia hace que emitamos informaciones y comentarios que no nos han pedido, que debían guardarse con suma discreción y al que le hemos dado rienda suelta a nuestros impulsos sin evaluar sus consecuencias, donde no solamente se ve afectada la imagen de quien habla, sino que también salpica a la de los demás. Cuando una persona es imprudente, los demás dejan de confiar en ella ya que si no es respetuosa con quién está criticando delante nuestra, tampoco lo será con nosotros cuando esté con otras personas. Además, el imprudente muchas veces acapara al grupo debido a un gran afán de protagonismo. Detrás de esto, se encuentra una poderosa necesidad de aprobación, la cual intenta satisfacer mediante comentarios fuera de lugar. El imprudente que quiere ganarse a los demás despreciando los efectos secundarios de sus formas, al final acaba perdiéndolos.
Piensa si cuando cuentas algo estás traicionando a alguien.
La persona prudente es la que se ha habituado a hacer las cosas según la realidad. Podríamos decir que es un sinónimo de sensatez, sentido común o buen sentido para actuar.
La prudencia es un valor que muchas veces despreciamos o ignoramos porque pensamos que es el más aburrido. Así, contar chismes o cotillear, como se suele decir, tiene la función de socializar con otras personas e incluso de divertirnos cuando no tenemos temas más interesantes para conversar, pero no es lo más correcto. Así, lejos de mejorar nuestra capacidad para socializar, las personas terminan por alejarse.
A veces metemos la pata y no pasa nada. Errar es humano y lo importante es aprender de ello y pensar antes de hablar la próxima vez. Aunque en nuestra memoria queden grabados de manera más profunda los momentos en los que no dijimos lo que queríamos decir, son más frecuentes los momentos en los que nos equivocamos por hacer lo contrario.
Las personas que estiman la prudencia también suelen ser personas empáticas. Se dan el espacio suficiente para ponerse en el lugar del otro, lo que hace que puedan llegar a niveles más profundos de intimidad. Además, una persona prudente suele contar con otros valores asociados a la prudencia, como el respeto y la lealtad.
El respeto, la educación, la lealtad y la confianza son valores complicados de cuidar pero que todos deberíamos albergar. Aunque solo sea con un propósito egoísta, pensemos que cultivarlos nos va a traer una enorme cantidad de beneficios.